sábado, 7 de abril de 2007

Los misterios

Mucha gente piensa erróneamente que no es posible compatibilizar la actitud o el pensamiento científico con la actitud mística hacia la vida. En realidad son perfectamente compatibles. La ciencia se centra en los problemas, que son aquellas cuestiones que se deben resolver, pero un misterio es algo de naturaleza totalmente distinta. Un misterio no es para resolverlo, sino para vivirlo, para experimentarlo; es el encuentro con un dios, es el camino por un laberinto, es la abolición del tiempo.
Ambos tipos de conocimiento son perfectamente válidos e importantes, el problema viene cuando uno invade el territorio del otro. Muchas explicaciones supuestamente científicas a ciertos misterios no son más que propuestas simplistas que la mayor parte de las veces más que ayudar a explicar realmente algo, lo trivializan o banalizan totalmente, privando a aquel a quien satisfacen de llegar a un conocimiento más profundo, actuando como un veneno que adormece el verdadero sentido del misterio, robando las llaves que abren todas las puertas.
Si puede resolverse con una explicación es que no es un verdadero misterio, pues la esencia del misterio es escurridiza, ajena a lo analítico y racional. Pertenece a un reino diferente donde mantiene toda su potencia transformadora.
Para salir en su busca basta con despertar el anhelo más profundo, dejarse arrebatar, mantener activa esa visión... Esto es para mí recolectar "miel para la señora del laberinto", la ofrenda más sagrada para la diosa.
Cuando haya recogido suficiente iré en su busca.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no se cómo ni porqué llegué aqui...pero me quedaré un tiempo, me siento viva

Pola dijo...

Muchas gracias por tus palabras. Sé bienvenida y siéntete como en casa.

 
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