martes, 15 de julio de 2008

Aletheia

Cumplida la hora del lobo el espejo se ensombrece,

Negro más Negro que el Negro, obsidiana oscuridad.

Y yo te pido, ¡oh Noche!, devuélveme los recuerdos perdidos,

quedaron flotando en tu vientre, limbo de las aguas del Lete.

Dame de beber las ondas de la fuente que alcanzan los héroes,

la que mana en el punto de Luz a los pies del Árbol de la Vida.

10 comentarios:

Mª Ángeles Díaz dijo...

Precioso Pola, y muy increíble todo lo relativo a la memoria.
Esa necesidad que tenemos los humanos de recordar continuamente nuestro origen, nuestra naturaleza celeste, tiene en el rito y la entrega al Conocimiento el remedio para evitar beber de esas terribles aguas del Leteo.

Es una petición de derecho la que haces, que sean las odas que manan de las fuentes de los héroes las que sacien la sed de los buscadores y poetas.

Un gran abrazo.

Anónimo dijo...

Muchas gracias Núria, por pasar y por tus hermosas palabras.
Hacía unos días que escribí este poema, creo que destinado a quedarse como otros tantos pensamientos en uno de mis cuadernos. Pero leer tu entrada sobre el teatro de la memoria me animó a publicarlo. Eso, y que leí que la palabra aletheia aunque quiere decir "verdad", literalmente significa "no olvidar"...¡Qué revelador!, ¿no es así?

Otro abrazo para ti.

Anónimo dijo...

Querido Pola:

Impresionante evocación de nuestros recuerdos adormecidos... Es aterrador el darse cuenta de lo que verdaderamente olvidamos, nuestro origen celeste. Y el no olvidar es justamente esa Verdad, esa oscuridad que brilla silenciosa más allá de las luces intermitentes de la manifestación...

Abrazos

M.

Monsieur Tiffauges dijo...

Qué alegría volver a ver movimiento por aquí, Pola. Te envío a tu email un texto sobre los héroes, la prueba del árbol y el recuerdo de lo que es más valioso, que tu hermoso poema me ha hecho recordar.
Había localizado ya “Las manchas del leopardo” en una biblioteca de Sevilla y cuando he ido para llevármelo ya no estaba: alguien se me ha adelantado. ¡Otra vez será! Ya lo tengo en el punto de mira.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Querido Mahatma,

es el embarcarse en busca de esa verdad lo que moviliza todo nuestro ser en pos de la "brillante oscuridad", como hermosamente la describes; la que nos lleva a que, como explica Juan Eduardo Cirlot en el prólogo a su diccionario de símbolos, sintamos indiferencia ante la erudición por ella misma y no nos satisfaga "todo aquello que sólo proporciona un saber, sin influir inmediatamente en la vida. Esa influencia se traduce en modificación y rememoración de lo trascendente."

Gracias M., este poema es tuyo, porque no todas las musas visten peplo y calzan coturnos...

Anónimo dijo...

Monsieur,

la alegría es mutua al saber que tengo el gusto de recibir tus visitas. Muchísimas gracias por el envío y por tus palabras; en cuanto lo lea responderé.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

En la mañana, sola en el pensamiento de que había otro ser creciendo en mis entrañas, e imaginado que seria otra niña, Alethia me pareció un nombre precioso.
Hubiera sido el nombre escogido.
Algun dia lo sera.

V dijo...

¡Hermoso poema, querido Pola!
Magnífica imagen para describir esa amarga y terrible nostalgia que nos invade cuando se presenta ante nosotros la señal luminosa que nos hace darnos cuenta del exilio y nos pide emprender el camino de regreso hacia nuestra amada patria.

Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Gabrielle, realmente es precioso, pero también lo es Asier. Y tal como nos cuenta su nombre ha sido el "principio" y no un final. Digan lo que digan es una bendición.
Y respecto al otro nombre tú lo has dicho, tal vez a la próxima...

Un abrazo muy fuerte.

Anónimo dijo...

Amarga y terrible nostalgia que la señal luminosa llena de esperanza..."la perla de los hijos de la sabiduría"
Gracias por tus palabras Sahaquiel!

Un fuerte abrazo.

 
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